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viernes, 23 de febrero de 2018

La crisis de creatividad del siglo XXI

Es curioso comprobar cómo en los años 80 y 90 se anhelaba que llegase el año 2000, como símbolo de prosperidady modernidad. Muchas películas de ciencia ficción especulaban sobre cómo sería, a veces más negativamente, como un mundo desolador tras un holocausto nuclear, otras veces como una sociedad excesivamente tecnologizada y deshumanizada, y en otras ocasiones como un mundo lleno de tecnología pero al servicio de las personas, con una visión más luminosa, que quizá es la que la mayoría esperábamos y de la cual es paradigma Regreso al futuro II. Las esperanzas puestas en el futuro, el nuevo siglo, el nuevo milenio. Y ahora que estamos en él, no hacemos más que vivir del pasado. ¿Estamos en el siglo de la nostalgia?

Estamos en 2018, cerca de culminar la segunda década del siglo XXI y los iconos cinematográficos surgidos de un guión original para la gran pantalla, se pueden contar con los dedos de una mano. Jack Sparrow, de Piratas el Caribe, Shrek o Máximo, el hispano de Gladiator, por ejemplo. Quizá cabría citar la saga Fast and furious, aunque hay que recordar que el filme inicial era un remake no confeso de Le llaman Bodhi (1991). Por lo demás, el grueso de las superproducciones actuales se centra en remakes, reboots, secuelas y precuelas de los iconos cinematográficos creados en los años 70, 80 y 90 del pasado siglo. Es decir, que se vive de personajes que llevan en la cultura popular entre 20 y 40 años, más o menos. Y ya lo máximo es el filón de los superhéroes, personajes de los cómics que llevan entre nosotros desde los años 60, los más jóvenes, ya que casos como Superman o Batman son de finales de los 30, es decir, que ya son octogenarios. Y sin embargo, centran en ellos los mayores presupuestos de las superproducciones actuales.

Otra fórmula que se está usando es la de apostar sobre seguro con literatura juvenil de éxito. Libros que han generado una comunidad de fans, son llevados a la gran pantalla asegurándose así a la audiencia. Sagas como Harry Potter, Los juegos del hambre o Crepúsculo, son prueba de ello. Sin olvidar a El señor de los anillos, aunque esto ya sería fusión de ambas fórmulas: personajes arraigados en la cultura popular desde hace más de 40 años y la adaptación de saga literaria con comunidad de seguidores.

¿Qué ha pasado con la creatividad, con el riesgo? En los años 70 surgieron de un guión original de cine grandes éxitos convertidos en iconos de la cultura popular, como Harry el sucio, Mad Max, Alien, Rocky, Star Wars. En los 80, aparte de vivir de las secuelas de estos éxitos setenteros, también surgieron personajes nuevos convertidos en míticos como Terminator, Indiana Jones, Robocop, Cazafantasmas, Regreso al futuro, Arma letal, E.T.

Parece como si antes se buscase la forma de hacer algo nuevo, a pesar de los limitados medios técnicos, y hoy, en plena revolución digital, cuando gracias a la tecnología se han superado muchas barreras para dar rienda suelta a la imaginación, los mayores recursos y esfuerzos creativos se enfocan en rehacer lo que ya se hizo pero sin limitaciones técnicas, en vez de emplear esos recursos en personajes y conceptos nuevos propios de nuestro siglo. Parece que ahora se prioriza el crear envoltorios de lujo para las joyas del pasado en vez de crear nuevas joyas originales para el presente.

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