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martes, 28 de diciembre de 2010

Dentro del ordenador


Si en 1999 los hermanos Wachowski sorprendían con Matrix por mostrarnos el mundo virtual dentro los sofisticados ordenadores de un futuro apocalíptico, habría que buscar un precedente en Tron, de Steven Lisberger, una producción Disney de 1982 muy innovadora en su momento visualmente, pero también algo incomprendida, lo cual motivó que no le fuera demasiado bien en la taquilla, pero que sin embargo con el tiempo se ha convertido en película de culto. En ella Jeff Bridges interpretaba a Kevin Flynn, un programador de videojuegos al que la poderosa compañía ENCOM ha robado sus ideas. Una noche intenta acceder al control central de la empresa y es absorbido e introducido literalmente en el espacio digital del sistema, donde debe sobrevivir a peligrosos juegos a vida o muerte.

28 años después llega a las pantallas Tron: Legacy (Joseph Kosinski, 2010), la secuela de aquella gran aventura informática. Kevin Flynn, convertido en directivo de ENCOM, desaparece una noche y 20 años después su hijo Sam recibe un mensaje proveniente de la antigua sala recreativa de su padre. Al acudir es abducido por el sistema e irá en busca de su progenitor a través del hostil mundo virtual, que se ha vuelto más sofisticado y más violento que nunca.
Bajo un extraordinariamente vistoso envoltorio high tech subyacen temas de interés como las relaciones paternas filiales, y el desbocado afán perfeccionista que en la búsqueda obsesiva de una perfección inalcanzable, puede hacer que un sueño se convierta en pesadilla. De todas formas estos mensajes pasan a un segundo plano en aras de la acción y la aventura, pero aun así están ahí presentes.

Las avanzadas técnicas de maquillaje digital, que ya pudimos disfrutar en El curioso caso de Benjamin Button para ver a Brad Pitt a distintas edades, sirven aquí para que el propio Jeff Bridges pueda salir tanto con su aspecto actual como con el que tenía en el primer film. Tron: Legacy es impresionante visualmente. Si algo necesitaba la cinta original era una puesta al día de los efectos digitales y desde luego se ha cumplido con creces. En lo que no ha ganado tanto es en su concepto. Hoy en día la informática, la realidad virtual y el ciberespacio son nociones que están bastante asumidas dentro de la cultura popular pero que a principios de la década de los 80 no estaban tan extendidos, y en el cine se trataban con una cierta ingenuidad parecida a cómo se hablaba de la radiactividad en la ciencia ficción de los años 50. La gran debilidad de esta película reside en que puede chirriar al público del año 2010 el tratamiento conceptual del mundo informático que se maneja. Si bien la primera parte era innovadora en su propuesta, esta secuela no tiene ese mismo efecto adaptado a los tiempos que corren. No obstante la cinta es muy ochentera en prácticamente todos sus aspectos, tanto musical como estético. En este sentido resulta muy nostálgica para muchos, entre los que me incluyo.

En general Tron: Legacy es un entretenimiento de alta tecnología con aires retro, muy trepidante que ha sabido aprovechar de forma magistral los avances en efectos digitales para hacer un lavado de cara al aspecto visual del fascinante mundo retratado en su ahora envejecido modelo original.



Leer critica Tron: legacy en Muchocine.net
Reseñado en Sensacine

sábado, 18 de diciembre de 2010

Bienvenidos al club


Una chica de pueblo con una voz impresionante se va a la ciudad de Los Ángeles para triunfar. Casualmente empieza a trabajar de camarera en un club regentado por una veterana artista, que pasa por un momento delicado para mantener abierto el local. Esto es Burlesque (Steve Antin, 2010), un punto de partida similar al de El bar Coyote (Coyote Ugly, David McNally 2007) combinado con una escenografía en la línea de Cabaret (Bob Fosse, 1972) y la poderosa voz de Cristina Aguilera secundada por la imponente presencia de Cher. Entre los secundarios destaca Stanley Tucci como amigo y brazo derecho de la diva protagonista, algo parecido a lo que ya hizo junto a Meryl Streep en El diablo viste de Prada (The devil wears Prada, David Frankel 2006). También se puede reconocer bajo la pintura cabaretera a Alan Cumming, el inolvidable Rondador Nocturno de X-Men 2 (Bryan Singer, 2003).

El habitual actor Steve Antin, recordado por muchos como Troy Parker en Los Goonies (The Goonies, Richard Donner 1985), escribe y dirige el debut como actriz de Christina Aguilera en la gran pantalla. Se trata de un musical muy dinámico con buenas canciones, vistosas coreografías, mucho ritmo y una historia y personajes plagados de clichés. La falta de originalidad pesa más al principio de la película cuando se presentan los protagonistas, pero a medida que va avanzando el metraje la fuerza de los números musicales va in crescendo, envolviendo al público, y finalmente uno sale de la sala con muy buenas vibraciones.

Igual que el pasado verano veíamos en Los mercenarios a Stallone dando el relevo generacional a Jason Statham como nuevo héroe de acción con una típica historia del género, aquí es Cher quien da paso a Christina Aguilera como nueva actriz/cantante, donde lo que prima, igual que en el caso anterior, no es la originalidad de la historia sino las habilidades de los protagonistas.

En general Burlesque es un gran divertimento colorista bien realizado, que permite al espectador pasar un rato agradable y salir del cine con una sonrisa.



Sensacine ha convocado a sus colaboradores y seguidores a ver la película, en cooperación con Sony Pictures, el pasado 15 de diciembre en Madrid.


Leer critica en Muchocine.net

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lunes, 6 de diciembre de 2010

Espías de verdad


No sólo de acción ficticia vive el género del espionaje. También las historias reales pueden ser interesantes, tal como demostró Robert de Niro en El buen pastor, sobre los inicios de la CIA. El director de El caso Bourne (The Bourne identity, 2002) nos trae ahora una historia real de espías más actual en Caza a la espía (Fair game, Doug Liman 2010), el polémico asunto del matrimonio formado por la agente de la famosa Agencia Valerie Plame y el diplomático Joe Wilson, que se vieron expoliados ante la opinión pública debido al artículo que Wilson escribió denunciando que el resultado de unas investigaciones, en relación al plan armamentístico de Irak, había sido falseado por el gobierno. Se trata de una historia de dos personas que por enfrentarse al sistema tuvieron que luchar por salvar su matrimonio y su imagen personal.

Liman consigue un sólido thriller político con dos pesos pesados de la actuación como son Sean Penn y Naomi Watts. Si bien la química entre ellos como pareja en la ficción podría ser discutible, las interpretaciones que hacen de sus respectivos personajes por separado funcionan a la perfección.

El propio director se ha encargado también de la fotografía confiriendo una tonalidad fría al conjunto de la cinta, quizá un poco en la línea de The international, otra de espías que también contaba con la presencia de Watts. En cuanto a la dirección quizá lo que puede flojear un poco es el estilo de cámara en mano, que si bien en una película de acción encaja bien, en esta ocasión hay veces que se hace algo innecesario y puede resultar un poco forzada. No obstante el ritmo de montaje es bueno y el film mantiene el interés durante todo el metraje.

Leer critica Caza a la espía (fair game) en Muchocine.net
Reseñada en Sensacine